“El Idioma Español”, poema de Flavio Zaragoza Cano

Santiago Matamoros, siglo 18. Pintor peruano desconocido.

Hoy celebramos el Día del Idioma Español en Filipinas que coincide con la fiesta de Santiago de Matamoros, el santo patrón de la Madre España, y el 101° aniversario del Premio Zóbel. Para conmemorar este evento nostálgico, comparto a ustedes este poema patriótico escrito por Flavio Zaragoza Cano (1892-1965), un poeta ilongo que era uno de los maestros del Señor Guillermo Gómez. Este poema, titulado “El Idioma Español”, es una de tantas poesías de su libro “Cantos a España” que fue publicado en Iloílo en 1936, año de nacimiento de Don Guimò que también ganó el Premio Zóbel en 1975. ¡Viva nuestra lengua divina!

Flavio Zaragoza Cano.


EL IDIOMA ESPAÑOL
Flavio Zaragoza Cano

Para la Colonia Española de Filipinas, con motivo del Día Español

¡Sabios, vates e hijos todos
de mi pueblo idolatrado!
Olvidemos este día
las penas de nuestro estado
Y ofrezcamos nuestras almas
a la ibérica nación,
Nuestros cánticos resuenen
por las célicas regiones.
Se confundan abrazados
nuestros nobles corazones
Y de júbilo palpiten
como un solo corazón:
En honor de la grandeza
de una raza de gigantes,
De Pelayo, Hermenegildo,
Magallanes y Cervantes
Que embellecen con sus lauros
el hispano pabellón;
De esa raza creadora
cuyo genio sin segundo
Encurvó los meridianos,
descubriendo el Nuevo Mundo,
Con la hipótesis profunda
del geógrafo Colón…

Tierra noble de los mártires
de Bailén y de Numancia,
Respetada por las águilas
napoleónicas de Francia
Y temida en Covadonga
por el genio musulmán,
Que a la sombra –de oro y gualda–
de su enseña victoriosa
En Lepanto y en Otumba,
San Marcial y Zaragoza,
Ha mostrado que sus hijos
tienen alma de titán,
Rudos músculos de atleta
y son héroes bizarros,
Herederos de la sangre
de los Cides y Pizarros,
Los Felipes, Carlos Quintos,
los Legazpis y Cortés
Cuyas mágicas espadas
desgarraron mil trofeos,
Y llevaron sus banderas
más allá de sus deseos
Y tuvieron al planeta
por peana de piés…!

Es sinfónico su idioma;
de riquezas soberana,
Copia el ritmo de las liras
multicolores de Quintana,
–El poeta de altos vuelos,
el cantor del Trafalgar–
De Espronceda, De la Rosa,
Jovellanos y Zorrilla,
Pregoneros de las glorias
de la Alhambra y de Castilla,
Que supieron de su tierra
las grandezas ensalzar.
Es relámpago en los labios
de sus bravos oradores,
Enseñanza en el cerebro,
de sus sabios pensadores,
Luz de auroras en las cátedras
y en los templos oración:
¡Es idioma del espíritu
por los ángeles escrito,
Que interpreta los misterios
de lo abstracto y lo infinito
Y traduce las bellezas
de la santa inspiración…!

En las cántigas de Bécquer
melancólico suspira,
Apostrofa con denuedo
de Núñez de Arce, en la lira,
En el sistro filosofa
del genial Campoamor.
Con Francisco de Quevedo
se reviste de agudezas
Por destruir corazones
impregnados de vilezas,
Como un dardo que clavarse
venenoso y punzador.
En el púlpito retumba
Con el verbo de Granada
Y en las cámaras políticas
refulgie como una espada
Con los párrafos sonoros
del insigne Castelar,
Cuando viera profanados,
en poder de los Borbones,
De la efímera República
de Septiembre los pendones
Que adornaron fugazmente
el ibérico solar!

Es idioma que no pierde
sus bellezas, mientras brote
De las almas el ensueño,
mientras brillen del Quijote
Los tesoros metafóricos
y figuras de dicción,
Mientras haya sinfonías
en las cuerdas inspiradas
De la cítara de Rueda
que simula en sus baladas
Del temblante Manzanares
la melódica canción;
Y resuena la elegancia
de sus métricas sonoras
En las hojas del “Tenorio,”
“Diablo Mundo,” las “Doloras,”
En las coplas y cantares
del ingenio popular,
En la mística “Cristiada,”
la patriótica “Araucana,”
“Pequeñeces,” “Galatea”
y Gil Blás de Santillana:
Frutos de oro de la mente
de una raza intelectual!

Es que el ritmo inimitable
del idioma castellano
Ha brotado misterioso
del atlántico oceano,
Cuando riman sus poemas
los ciclones al rugir,
De las ondas rumorosas
de las mares españolas
Donde alegres pescadores
cantan tiernas barcarolas
Ó en las márgenes del Ebro
y del real Guadalquivir;
Ha emanado de los élitros
de recónditas cigarras,
Bajo el grato y refrescante
cielo raso de las parras
Saturadas de verdura,
de perfumes y de luz,
Y ha nacido de la ardiente
travesura de las “jotas”
Que vihuelas y bandurrias
acompañan con sus notas,
O de tristes “soleares”
de algún patio andaluz.

En las alas celestiales
de la diosa Poesía,
Ha salvado las fronteras
la vibrante melodía
Del idioma de Castilla,
más allá de Gibraltar,
Derramandio sus arpegios
en la América Latina,
Con los aires modernistas
de la dulce Sonatina
Del genial Rubén Darío,
el del léxico sin par;
Con la Atlántica gloriosa,
decorada con las rimas
Bellas y épicas de Andrade
que ha bajado de las cimas
Á mojar del río Plata
su cerebro en el raudal
Y, ginete sobre el lomo
poderoso de un pegaso,
Se remonta á las alturas
del gigante Chimborazo,
Donde fulge deslumbrante
la alborada sideral!

La sublime gentileza
del lenguaje castellano
Ha empapado las estrofas
de Andrés Bello, de Chocano,
Vargas Vila, Avellaneda,
Castellanos y Escobar;
Á manera de caricias
y suspiros de terneza,
Se perciben sus dulzuras
en los metros de Dios Peza
El cantor de las delicias
de la pátria y del hogar;
En los cantos quejumbrosos
y románticos de Acuña,
Que una lira de sonidos
meláncolicos empuña,
Entonando su Nocturno
á la ingrata de su amor…
¡Y serán siempre perennes
las riquezas de ese idioma,
Mientras canten colibríes
y en los campos haya aroma,
En los cármenes conciertos,
mariposas en la flor…!

Los ingenios y los vates
del terruño filipino,
Aun remojan en las fuentes
del idioma cervantino
Los cordajes armoniosos
de su rítmico laúd:
Riman líricas estrofas
á los rayos de la luna
Que, en las márgenes del Agno
y de Bay en la Laguna,
Embellecen a los árboles;
su selvática quietud.
Nuestros sabios oradores,
dignos nietos de Jaena,
hoy procuran con la idea
sacudir nuestra cadena
Y hasta el grito que pronuncia
la malaya juventud
Es un grito que castellano,
cuando dice en sus cantares:
“¡Corazones invencibles,
defendamos nuestros lares
Contra el yugo vergonzoso
de la nueva esclavitud!”

En la obra “Noli Me Tángere,”
donde lucen y palpitan
Los conceptos del ilustre
desterrado de Dapitan
En las páginas que enseñan
la justicia y la verdad,
Se reviven las bellezas
del ibérico lenguaje
Saturadas de tristezas,
con satírico coraje,
Con lamento por los exilios,
por querer la libertad;
Y rebrama en los profundos
hemistiquios de “Mi Raza”
Como un ábrego que ruje
y a los páramos arrasa,
Proclamando en sus estrofas
el orgullo nacional.
En el númen del Guerrero
se estremece con ternura,
En los cánticos de Apóstol
se enandeces con bravura…
¡Precursores del ingenio
de los hijos de Rizal!

Y, mientras que enriquezcamos
nuestros múltiples lenguajes
Procurando que sus términos
sean ricos y perfectos,
Para ser fieles intérpretes
de nuestra alta inspiración:
No olvidemos el idioma
de las musas granadinas,
De los bardos españoles
cuyas tiernas mandolinas
Ensalzaran las bellezas
de su amada y su nación,
Conservemos en las almas
su armonía placentera
Y en el triángulo estrellado
de nuestra única bandera,
Bajo la orla esplendorosa
que destella nuestro sol,
Cuando robe nuestra herencia
la avaricia del tirano,
Escribamos nuestras cóleras
en idioma castellano,
Escribamos nuestros gritos
de protesta, en español…!

Pueblo triste que suspiras
al rumor de tu guitarra
Tus amargas elegías
y el dolor que te desgarra,
Contemplando en el presente
tu inseguro porvenir:
Haz que España siempre viva
respetada en tu memoria,
Que el tesoro de su idioma
y los lauros de su gloria
En los pliegues de tu mente
nunca lleguen a morir:
Porque fué en tiempos pretéritos
una madre santa y buena
Y si un día Filipinas
arrastró alguna cadena,
Fué por obra de tiranos
de malvado corazón:
Aquellos traidores fueron
enemigos de sus Reyes
¡Por no acatar sus humanas
y sus protectores leyes…
No fue obra de Madre España
del Rey Sabio la Nación…!

Manila, 25 de julio de 1912

To Hispanize is to Filipinize: the Indio is the enemy of the Filipino (part 2)

“Spanish friars mercilessly flogged Filipinos!”

This modern concept of the Indio being flogged by a Spanish friar under the hot tropical sun is what keeps the motor of hispanophobia running. There is no more need to expound what an indio means; simply put, indio is a Spanish word for “native”. The so-called “insulares” or Spaniards who were born in Filipinas were the first Filipinos. Through time, however, Hispanization further blurred this. Indios/natives who were Christianized, who started learning and talking in Spanish, and who imbibed the culture from the West began referring to themselves not as indios but Filipinos as well. And this posed not a problem to the insular. As a matter of fact, the insular never considered themselves as “Spaniards” in the strictest sense of the word. They, as well as the Hispanized indios, simply referred to themselves as FILIPINOS. Filipinas is where they were born and where they grew up (patria chica).

To continue, those indios —whether they belonged to the Tagálog race, Ilocano race, Bicolano race, etc.— who were Hispanized in effect lost their “indio” identity (but not completely, of course) when they assimilated themselves to an influx of cultural dissemination coming from the West. There is nothing wrong with this. During those days, it was perfectly normal, as the influx of a foreign culture had no hint of any personal profit and even promoted cultural osmosis in the local scene (contrary to popular belief, Spain NEVER became rich when they founded and colonized our archipelago).

Anyway, because of cultural dissemination, the Hispanized Tagálog ceased to become Tagálog: he became Filipino. The Hispanized Ilocano ceased to become Ilocano: he became Filipino. The Hispanized Bicolano ceased to become Bicolano: he became Filipino. In other words, the term Filipino is not a race but a concept (there is no such thing as a Filipino race because our country is composed of several races). But this concept put a premium over our collective identities, giving us a patriotic “swagger” to refer to ourselves under one homogeneous identity: EL FILIPINO.

To Hispanize, therefore, is to Filipinize. And to put it more bluntly, our “Spanishness” is what makes us Filipino, not our “indio” identity (which is merely a substrate). If we take away our indio identity in us, our Hispanic identity will still continue to flourish. But if we take away our Spanishness, we will go back to becoming savages, and go back to the mountains as “cimarrones“.

Take for example Cali Pulaco, popularly known today as “Lapu-lapu”. This fellow, an indio ruler from Mactán, virtually resisted change. His neighbor, Rajáh Humabon, did not. Humabon accepted change, was baptized into the Christian faith, and received a Christian name: Carlos (named after then Spanish King Carlos I). Remember that culture is not static, should never be static. His men accepted the Santo Niño (and the icon’s culture) as part of their own. Those who were baptized with him died as Christians; Lapu-lapu and his people died as heathens.

And even up to now, Cebuanos celebrate the feast of the Santo Niño with frenzied fervor. Because the Santo Niño has become part of them as Cebuanos, and part of us as Filipinos.

During the Spanish times, there were many other ethnic groups who resisted change — the Ifugáos up north, the Aetas of the mountains, the Mañguianes of Mindoro, the Muslims of the south, etc. And because they resisted change, they missed the opportunity to become “one of us”. Technically, they are not Filipinos. They are Filipinos only by citizenship, most especially if we view them from a socio-historico-cultural perspective. Look at them now: no disrespect, but they look pathetic and backward because they resisted change. The mountain tribes of the Cordilleras still wage against one another. The Aetas continue to be forest dwellers. The Muslims still raid and kidnap Christians for a ransom and to have their turfs seceded from Filipinas. Etc. etc. etc. Because, then as now, their culture remains static. They still remain as INDIO as ever before.

Let us accept the fact that our Spanish past is what made us Filipinos in the first place. it is this identity which removed us from the backwardness of a static culture that refused to accept change. Let us accept that we are Filipinos because we are Christians (Catholic), we use cubiertos whenever we eat, we STILL SPEAK Spanish (uno, dos, tres, lunesmartes, miércoles, enero, febrero, marzo, silla, mesa, ventana, polo, pantalón, camisa, etc. etc. etc.), we eat adobo and pochero, we have Spanish names, we practice and value “amor propio“, “delicadeza“, “palabra de honor“, our town fiestas are the most festive and lavish in the whole world, we enjoy the “tiangues” of Divisoria, etc.

No soy indio. Porque soy filipino.

Read part 1 here.

 * E * L * F * I * L * I * P * I * N * I * S * M * O *

This blogpost is dedicated to Saint James the Greater, patron saint of Madre España, whose feast day falls today. ¡Viva Santiago Matamoros!

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